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Politikom: Los expedientes

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Copio descaradamente este texto de Luz Mely Reyes, aparecido hoy en Últimas Noticias, porque me parece estupendo.

Luz Mely Reyes: Politikom: Los expedientes

Luz Mely Reyes | domingo, 21 noviembre 2010

Uno de los fenómenos comunicacionales más interesantes que hemos presenciado en estos últimos 12 años es ver cómo se construyen supuestos y sobre ellos se buscan reacciones y nunca se sabe cuánto hay de cierto y falso, lo que produce un estado generalizado de duda.

En 2003 el periodista Clodovaldo Hernández describió en su artículo La cachiporra parte del fenómeno.

El asunto funciona como lo hace un chisme, pero amplificado por los medios de comunicación. El mecanismo es perversamente simple y ha sido usado históricamente. No basta con decir mentiras, hay que buscar cualquier elemento que pueda hacerlas creíbles. Como bien reza la máxima de la propaganda: una mentira dicha mil veces se convierte en una verdad. De ser posible se usa cualquier falla real de la víctima para darle. Por eso la frase “la mujer del César no sólo debe ser honrada, sino parecerlo” es tan certera.

Es evidente que el presidente Chávez, al igual que otros líderes incómodos, ha sido blanco de este tipo de estrategias. Los trucos viejos lo son porque funcionan, más aún en el reduccionismo polarizador: capitalismo salvaje vs comunistas comeniños.

En las semanas recientes nuevos capítulos se han sumado al expediente. El caso Cubillas (terrorismo-ETA), mezclado con una “telenovela” llamada El palestino y el caso Walid Makled, (narcotráfico-corrupción), el preso más mediático de los últimos tiempos.

Estos señalamientos tienen mucho sentido a los fines de perjudicar al Mandatario.

Como consecuencia del 11S, se decretó una guerra mundial contra el terrorismo. En 2002 la UE y EEUU calificaron a las Farc de terroristas. A la guerrilla colombiana le ampliaron sus delitos al aliarse con factores del narcotráfico. A los ojos de quienes esperan a Chávez en la bajadita: ser terrorista y narcotraficante es lo mismo y esto se castiga duramente.

La otra barajita que le tienen es la de la energía atómica. No le acusan de desarrollar armas de destrucción masiva porque Venezuela no tiene historial belicista.

A mi juicio, la salida a este tipo de trampas es la transparencia y la firmeza. En eso el Gobierno ha sido torpe. Muchos le vendieron al Ejecutivo una fórmula para enfrentar la guerra mediática: negar el acceso a la información oficial.

Descalificar automáticamente cualquier denuncia. “Linchar” a muchos de quienes le critican y contrarrestar con un sistema de medios públicos, donde, con sus debidas excepciones, abunda voluntarismo, como lo afirmó Pascual Serrano, con grandes dosis de desconocimiento. En consecuencia, muchos de los funcionarios no están preparados para enfrentar las peticiones de información; reaccionan tardíamente cuando de investigar se trata; muchas veces no saben cuándo están metiendo la pata y en vez de tener el cuero curtido, lo tienen gastado.

Mientras que el Presidente debe “portarse bien” y hacer algunas gracias, para que la opinión pública internacional no lo castigue.

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