¿Por qué los Derechos Humanos sólo defienden a los delincuentes?
Esta es una pregunta que se suele escuchar cuando se termina un noticiero, y que por lo general se acompaña de ¿Y los derechos humanos del señor que mató ese malandro, quien los cuida?.
Eduardo Parra Istúriz
Esta pregunta es muy pertinente pero obedece al desconocimiento de las leyes y lo relacionado a materia de Derechos Humanos. Para tratar de explicar esto, usaré una situación fabulada, aunque el escenario es muy común, lamentablemente.
Caso hipotético:
Unos ladrones toman un banco por asalto, hieren y golpean gente, matan a uno. Llega la policía y el asunto, ya complicado, se convierte en secuestro. Supongamos que al final de la jornada los clientes del banco son liberados con moretones y algunos con heridas leves, mientras que los ladrones, devenidos en secuestradores y homicidas, son apresados. Todos excepto uno, que falleció de un disparo hecho por la policía. El evento que originalmente sería un atraco termina complicándose con dos muertes. Esas dos muertes hipotéticas nos servirán más adelante para ilustrar la diferencia entre una y otra, jurídicamente hablando.
Una vez que comienzan a actuar los órganos con jurisdicción penal y criminal, los tribunales y todo el tinglado que sostiene la administración de justicia en nuestros países, aparecen de pronto unos actores en escena: los defensores de Derechos Humanos.
Cuando los Derechos Humanos lucen mal
Lo que se ve desde afuera es que estos señores comienzan a defender a los ladrones de los abusos cometidos por las fuerzas de la ley y de vez en cuando terminan metiendo preso a un agente policial por haberse excedido en el ejercicio de sus funciones. Es allí donde aparece la pregunta que da título a este texto. Y claro, la otra pregunta:
“Y los Derechos Humanos del señor que ese malandro mató, ¿Quién los cuida?
El asunto es que, aunque por definición toda persona tiene Derechos Humanos, por el simple hecho de existir; ninguna persona debe velar por su custodia o cumplimiento. Los Derechos Humanos son un cuerpo legal que no compromete a particulares. Los garantes de los Derechos Humanos son los Estados, así que únicamente los Estados (representados por sus respectivos Gobiernos) responden a ese cuerpo legislativo, y por consiguiente, sólo los Gobiernos y sus representantes están en condiciones jurídicas de violar Derechos Humanos.
Para hacerlo más sencillo: si un caballo mata a alguien de una patada, se considera un absurdo llevar el caballo a tribunales o meterlo preso. ¿Por qué es absurdo? amén de que la capacidad de raciocinio del caballo lo inhabilita para declarar; hay una razón jurídica: los caballos son animales, no ciudadanos; y el cuerpo legal construido por los humanos no se aplica a los animales, sino a los humanos. Los humanos somos responsables de las leyes; somos sujetos de derecho, mientras que los animales no.
Si subimos un escalón, encontraremos que cuando un particular mata a alguien no viola Derechos Humanos, porque la legislación de DDHH no se aplica a particulares, sino a Estados. Es decir, que los particulares como usted y yo no somos sujetos de derecho en materia de Derechos Humanos.
Pero además, la cosa se complica porque los DDHH están divididos en dos grupos principales, que se independientes entre sí; y además los Estados pueden estar en descuerdo con uno o más artículos de tales derechos y hacer reserva en el cumplimiento de alguno de ellos. Por una parte los Derechos Civiles y Políticos (privilegiados por los países de derecha) y los Derechos Económicos, Sociales u Culturales (privilegiados por los países de izquierda).
Tomo de Wikipedia: “…desde el positivismo jurídico la realidad es que solamente los países que suscriben los Pactos Internacionales de Derechos Humanos o Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) y sus Protocolos –Carta Internacional de Derechos Humanos– están obligados jurídicamente a su cumplimiento.”
¿Entonces quién es responsable?
Visto esto, lo que ocurre es que cuando un criminal mata a una persona, ha despojado a esa persona de un Derecho Humano fundamental: el derecho a la vida, que además suele ser un derecho constitucional en casi todo el planeta. Sin embargo, aunque el asesino lo despoja de ese derecho, el marco jurídico que le corresponde es el de las leyes del país al que pertenece o, en su defecto, las del país en que ha cometido el asesinato. De acuerdo con las leyes venezolanas, el homicidio es un crimen y debe juzgarse como tal.
Pero algunos particulares actúan bajo órdenes del Gobierno. Militares, policías, médicos, funcionarios administrativos… todos ellos pueden cometer violaciones de DDHH puesto que actúan en nombre del Gobierno; es decir, forman parte del cuerpo que dirige al Estado. Si un médico le niega atención médica a un moribundo, es un criminal. Si ese médico comete ese delito mientras labora en una institución gubernamental, no sólo es un criminal sino que incurre en violación de Derechos Humanos y compromete al Estado con su accionar.
Por eso, jurídicamente hablando, un policía que mata a alguien ha violado Derechos Humanos, mientras que un criminal que mata a alguien, no. El criminal no representa al Estado ni forma parte de su Gobierno.
Esa es la razón por la cual los defensores de Derechos Humanos nunca se ocupan del criminal. Para encargarse del criminal ya existe todo un sistema que comienza por el policía y que incluye jueces, abogados, expertos en balística, directores de cárceles, etc… es trabajo de los defensores de DDHH verificar que durante todo ese proceso, al sospechoso o reo se le siga un proceso ajustado a la Ley, y que en ningún momento se vean vulnerados sus Derechos Humanos.
Como podemos ver, la respuesta a la pregunta es: no es que los DDHH se dedican únicamente a defender delincuentes; sino que sólo tienen potestad para regular a entes del Estado y, por regla general, el Estado se encarga de atrapar delincuentes. Pero ¡ojo! muchas organizaciones de Derechos Humanos defienden a civiles que no han cometido delito alguno.
¿Por qué los Derechos Humanos?
La legislación correspondiente a DDHH tiene antecedentes muy lejanos, como la Carta Magna de Inglaterra o, más modernamente, la Constitución de Estados Unidos y todo el debate previo a su firma; o la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano que acompañó a la Revolución Francesa y a la que tanto debemos las naciones hispanoamericanas, al servir de caldo de cultivo para nuestras independencias nacionales. Como puede inferirse de sus antecedentes, la democracia y los DDHH están íntimamente relacionados. Sin los DDHH, desaparece la democracia, y sin ésta, se vulnera tremendamente el cuerpo de DDHH.
Las grandes guerras del Siglo XX ocasionaron tanta muerte y destrucción a su paso que, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, y tras constatar la barbarie realizada por el III Reich, las naciones dominantes decidieron conformar una organización supranacional que garantizase ciertas reglas del juego, y surgió en 1946 la Organización de las Naciones Unidas. Dos años más tarde, aparece la Declaración Universal de los Derechos Humanos, (DUDH) en cuyos 30 artículos se resumen aspectos clave para el bienestar social y particular de la humanidad.
De esa declaración a lograr que éstos sean avalados por todas las naciones y que se logre su cumplimiento hay un gran trecho. Por ejemplo, algunos países son signatarios de la declaración, pero se reservan zonas que no suscriben. Países como China, EEUU, Vietnam, Guatemala y unos pocos más, no han firmado el protocolo correspondiente a la abolición de la pena de muerte.
La manipulación de los Derechos Humanos
Dice Eduardo Galeano que en este mundo los países encargados de garantizar la paz son los mismos que tienen grandes industrias armamentistas. Esa aguda observación explica por qué es tan difícil hacer que se cumplan los Derechos Humanos y se logre la paz.
La Declaración es magnífica. Está tan bien hecha que incluye en sí misma un broche de oro; un seguro contra su mal uso:
Artículo 30:
“Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.“
Pero está claro que los grupos de poder han aprendido perfectamente cómo vulnerar la misma DUDH, con sus propias herramientas. Dado que el garante del cumplimiento de los DDHH es el Estado, la carta misma se ha convertido en una formidable herramienta para atacar a los gobiernos; especialmente a los más débiles, desde países más fuertes.
La vulneración de los DDHH supone la supresión de la democracia, y de acuerdo con la doctrina Bush, la democracia es un mandato. Cuidado: es un mandato en los países que EEUU decida. Es muy posible usar la violación de DDHH como pretexto para “corregir” la conducta de gobiernos inconvenientes.
A los países con gobiernos aliados no se les toca con esta excusa: no se invade a las monarquías aliadas como las de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, ni a países en guerra que no tengan petróleo. La intervención de la ONU en Kosovo, a pesar de la limpieza étnica que allí se produjo, tardó 4 años en llegar.
El caso venezolano es tremendamente aleccionador. La oposición clama, según se plantea en sus protestas, por libertad y por justicia. Piden la cabeza del presidente Maduro. La crisis que hoy vive nuestro país tiene como objetivo “demostrar” que el Gobierno venezolano ha vulnerado los DDHH, con lo cual se pretende proceder a una intervención internacional; a sanciones, al sometimiento del Gobierno a cortes internacionales, o en caso extremo, a una invasión armada, escenario dantesco.
El proceso lo vivimos en abril de 2002 y se está repitiendo. Consiste en demostrar hechos de violencia (si no los hay, se fabrican, se procuran) documentarlos minuciosamente y difundirlos por todas las vías posibles. Los medios de comunicación, alineados con el plan, se prestan a la difusión masiva de determinados contenidos, muchos de ellos trucados, editados; en fin, modificados; y cuando un hecho verdaderamente ocurre, lo toman como bandera para su lucha.
Aquí entra de lleno un tema clave: la libertad de expresión es un Derecho Humano, pero no es lo mismo que la libertad de prensa. Mientras que los DDHH tienen rango constitucional en Venezuela y su cumplimiento debe ser irrestricto, ocurre que la libertad de prensa es un derecho muy importante, asociado estrechamente a la libertad de expresión, pero a diferencia de ésta, se encuentra regulada por la Constitución y las leyes de la República.
Es por esa razón que los medios impresos insisten en que no hay papel; los medios televisivos hablan de presiones; los medios radiales apoyan el discurso anterior; todos entran y aportan a una matriz de opinión según la cual se les ha conculcado la libertad de expresión (o simplemente la libertad), y nunca nombran la libertad de prensa. Como se trata de empresas, no hablan nunca de los deberes y derechos de sus empleados, es decir, de la Ley de Ejercicio del Periodismo, ni mucho menos del Código de Ética, que atañe al comportamiento de sus empleados en la calle.
Una vez “demostrados” los hechos, se puede proceder a la intervención. En 2002, la intervención fue militar, por parte de las fuerzas adversas al presidente Chávez, que actuaron confundidas por un video trucado por Venevisión y repetido hasta la saciedad. El autor del reportaje, cómplice del golpe, recibió el premio Rey de España.
En 2011, en los estudios de Al Yasira, se creó una plaza idéntica a la Plaza Verde con el fin de convencer al mundo de que Gadaffi estaba derrotado. Libia fue saqueada y su tesoro de 200 mil millones de dólares sigue afuera de sus fronteras.
Venezuela tiene en su subsuelo reservas probadas y certificadas de 325 mil millones de barriles de petróleo, y en estos momentos se juega su paz, su independencia y su desarrollo, bajo la amenaza de las potencias que desean fervientemente el control sobre tales recursos.
Uno se pregunta… Y los Derechos Humanos de ese país, ¿Quién los defiende?
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Paola Gajski
Buenas, hay que ver que siguen con el chip del erudito Andrés Bello. Pero la verdad es que la mediocridad continua queriendo darle crédito a alguien solo por que les da estilo. Pobres colonizados. Bello nadie le quita si Neoclasicismo ni su Silva a la Zona Tórrida. Pero alma de Patriota????? Jajajajajaja es como muchos de ahora que son revolucionarios mientras están bien y seguros, pero en lo que se ven afectados corren cómo corrió Bello a Chile. Mientras que Vicente Salias se quedo hasta ser fusilado y sus últimas palabras fueron: " Dios si al cielo van los Españoles,reniego de el" . Ese si es un perfil de alguien que escribiera la Canción Patriótica. Además los Salias fueron como 8 hermanos que todos dieron su vida por la Independencia, el primero por cierto se lanzo al ruedo con el Insigne Miranda. No Bello tendría el intelecto pero Patriotismo? Que va solo era un guabino. Asi que no le quiten a Salias su enorme alma y dotes de poeta, solo por no ser de la Elite. Esto es increíble, están como el caso de Luisa Cáceres de Arismendi que la convirtieron en la máximo heroína, cuando ese Estado, Provincia para la época Independentista tenía y tiene una heroína que ha hecho y pasado mas vicisitudes que Luisa Cáceres como es Petronila Mata. Ah! Pero no era del abolengo necesario y la convirtieron en otra de las " ninguno" de Benedetti. Asi que viva Vicente Saluas y todos los ningunos e invisibles de la historia.