Bitácora Equatorialis 0º, 0′, 0″ – Parte II
Cómo se nota que ya no dispongo del mismo tiempo que antes. Miren a qué alturas del partido vuelvo a escribir… pero seguimos:
Uno de los días más interesantes en tierra ecuatoriana fue el miércoles 5, cuando visitamos tres parques importantes en Quito. La ruta se la sabía de memoria el “Feli”, así que nos sirvió de guía (como casi todo el viaje), y nos fuimos en bus.
Es muy llamativo para un venezolano, acostumbrado al desastre de las líneas de bus urbanas, ver cómo el transporte público en Quito es muy limpio y organizado. Todos los buses que vimos están en óptimas condiciones. Pero al igual que en las rutas caraqueñas, hay vendedores ambulantes. Fue allí que me comí las primeras “habitas fritas”.
Las habitas se hacen con un grano parecido a las caraotas blancas, pero mayor, que es rebanado o simplemente se separan sus dos cotiledones, y luego se fríen y salan. Señores, no se pierdan de comer habitas cuando se acerquen a la latitud cero.
Primero, estuvimos en un parque temático llamado “Ciudad Mitad del Mundo”. Se trata, claro, de un edificio – monumento rematado por una enorme esfera que representa al mundo. El mundo se apoya justo sobre la linea ecuatorial, y ésta se prolonga unos cientos de metros, dejando dividido al planeta en Norte y Sur. Por dentro, el monumento es un museo que contiene gran cantidad de información acerca de la cultura y el potencial turístico del país. En la parte alta está instalado un mirador desde el que se puede
Según me han explicado Felipe y Vanesa, esa no es la verdadera línea ecuatorial, pero la de verdad verdad, no está muy lejos, así que esta vale 😉
Las fotos hablan más que uno acerca de lo mágico que es este lugar. Así que les dejo algunas…
Muy cerca de allí se encuentra el volcán Pululahua, que es, según los guías, el que tiene el mayor cráter en todo el mundo: 12 km de diámetro. Efectivamente, es harto difícil encontrar el volcán, puesto que, como la circunferencia es tan grande y su caldera no ha hecho erupción en 2500 años, desde el borde parece un valle salpicado de pequeñas montañas y con escasas viviendas en su seno.
La colina que se aprecia a la izquierda está adentro de la caldera.
Tras la visita al Pululahua, había que cargar baterías, así que regresamos a Ciudad Mitad del Mundo, en donde disfrutamos de un riquísimo chocolate y seguimos disfrutando con el paisaje y la fotografía.
Junto a la entrada del parque me llamó la atención una estatua pedestre que nos daba la espalda, así que me acerqué a ver de quién se trataba. Las fotos lo explican mejor que yo.
Sin comentarios. Voy a dejarlo hasta acá, aunque el día 5 aún no termina… en la tarde estuvimos muy, muy alto.
Un Comentario
Martha González
…Y faltó decir que la ciudad es tan planificada, que los buses tienen ¡¡¡hasta botiquín de primeros auxilios para los pasajeros!!!