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Los Tanchenn: la historia detrás de una lápida

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Una de las cosas más raras que he visto o me han pasado desde que estoy en Buenos Aires ocurrió muy recientemente, cuando me encontré una lápida mortuoria con los nombres de dos personas, tirada en la basura. Lo publiqué en mis redes y el video se hizo popular, así que comenzaron a aparecer datos extra al respecto. Ahí les va.

El video lo explica mejor que las palabras, pero si no puedes verlo, te resumo. Iba caminando por la calle Mendoza, en el barrio Villa Urquiza de la capital argentina, una zona en la que hay una tremenda presión inmobiliaria; muchas casas están siendo demolidas para construir edificios residenciales. Otras casas están siendo reformadas, por lo que no es extraño ver volquetes de escombros aquí y allá.

En uno de ellos, frente a una casa en donde se hacen demoliciones, me llamó la atención una gran piedra negra, aparentemente granito o mármol perfectamente cuadrada: un paralelepípedo negro en medio de la tierra y el cemento. Llamativa como el monolito de 2001: Una odisea del espacio.

Cuando me acerqué, noté que había algo escrito en ella y al principio pensé que era la firma del arquitecto que había diseñado la casa, pero no, había dos nombres y las fechas de fallecimiento de esas dos personas:

Leo Tannchen
(02/02/1882 – 29/04/1949)

y

Gertrud Hinzelmann de Tannchen
(22/06/1881 – 20/07/1956)

Entendí que se trataba de una lápida y mil cosas pasaron por mi mente: ¿Por qué una lápida termina tirada en un volquete de escombros? Y derivado de lo anterior, ¿Por qué había una lápida en una casa particular? ¿Dónde reposan los restos de esas dos personas? ¿Acaso estaban enterrados en esa casa?

Hice el video sobre la marcha, lo publiqué y ya se acerca a las 7 mil reproducciones, mucho más de lo que pensé que podría obtener.

Como varios de los espectadores o lectores habrán podido suponer, estos apellidos revelan un origen germano y muy probablemente se trataba de judíos que huyeron de la furia de los nazis en tiempos del III Reich. Y efectivamente es así. Gentilmente, Florencio Betancourt, quien colabora en Radio Café Atlántico, y la colega Cira Apitz pusieron manos a la obra y me han hecho llegar datos acerca de esta familia, que me dediqué a completar.

La historia de los Tannchen – Hinzelmann

Leo Tannchen era el mayor de 6 hermanos, hijo de Jacob Chaim Tannchen (1850 – 1925) y Rosa Rachel Tannchen (1854 – 1940), y había nacido el 2 de febrero de 1882 en Rogozno, provincia de Posnan, en Prusia, actualmente en Polonia. Hay que comentar que esta localidad fue destino de gran cantidad de judíos a su salida de la Federación Rusa, aunque su nacimiento es anterior a este suceso.

Ruta de los Tanchenn tras la 1ra. GM

Al término de la I Guerra Mundial, se trasladó a Braunschweig, localidad cercana a Hannover, en la Baja Sajonia, Alemania. Para ese entonces ya se había casado con Gertrud Hinzelmann (nacida en 1881) con quien tenía tres hijos, Heinz Ferdinand, Rudolf Alfred y Siegfrid Franz. Vivian alquilados en Wachholtzstraße 1 (N.1 de la calle Wachholtz), donde hoy se erige un hermoso edificio. No sabemos si es el mismo en que ellos habitaron, aunque los detalles estilísticos de la construcción parecen indicar que sí.

Wachholtzstraße 1, actualmente. /StreetView-Google

El hermano que nació después de Leo, Max Tanchenn, sólo vivió cuatro años, pero las cuatro hermanas restantes fallecieron a manos de los nazis. Amalie Spagat falleció en 1942 en el campo de exterminio Sobibor, en Polonia, mientras que Paula y Gertrud, fueron asesinadas en la masacre del Bosque de Rumbula, en Riga, Letonia, donde actualmente se eleva un monumento en memoria de lo allí ocurrido. Regina Wollinski falleció en Auschwitz en 1943.

Los fascistas nazis asesinaron a 25 mil personas ese día.

La madre de Leo Tanchenn falleció en Berlín en 1940, a los 84 años; tal vez de mengua, o quizás le dieron un tiro. No es difícil imaginar las condiciones en las que esto debe haber ocurrido teniendo en cuenta el destino que tuvieron sus hijos. Increíblemente, Leo, el mayor de todos, fue el último en fallecer.

De la familia de Gertrud Hinzelmann de Tanchenn, también de la Prusia alemana, hoy Polonia, encontramos muchos menos datos. Tuvo un hermano mayor que vivió en Berlín hasta 1955, sin que sepamos mucho más acerca de las dos hermanas menores. Hay una placa en la calle donde ella vivió que indica que Gertrud huyó a Argentina en 1938.

Un abogado judío en la Alemania nazi

Leo era abogado y tenía un despacho en la mencionada ciudad de Braunschweig, en donde ejerció con relativa tranquilidad hasta que comenzó a crecer el sentimiento antisemita que derivaría en el holocausto.

Al principio y como concesión especial por ser veterano de la I Guerra Mundial, Leo Tannchen pudo conservar su licencia como abogado y su título de notario, pero en la práctica las cosas no volvieron a ser normales nunca más. Entre el 19 y el 25 de abril de 1933 estuvo en prisión preventiva y en 1935 le retiraron el título de notario. Entre 1934 y 1938 apenas pudo representar cuatro casos civiles en una ciudad que poco a poco se quedaba sin abogados judíos.

1937 marca una ruptura particular porque su colega Mielziner se suicida, quedando él como único abogado judío en la ciudad. Su colega y amigo de origen judío, el Dr. Lipmann, había optado por bautizarse cristiano a fin de intentar escapar al desastre.

En noviembre de 1938 fue apresado y enviado al campo de concentración de Buchenwald, donde fue herido dos semanas más tarde. Esta herida, sin embargo, le salvó la vida, porque se le concedió ser liberado el 14 de diciembre con la condición de abandonar el país. Diez días después, el 24 de diciembre de 1938, partieron con destino a Argentina.

La nueva vida de los Tannchen

Ya en 1936 la familia se había fraccionado. Dos de los hijos de Leo y Gertrud habían huido de Alemania. Heinz Ferdinand se había ido a Palestina, entonces bajo administración inglesa. Siegfried Franz, de 19 años, había emigrado a Argentina, de modo que cuando el matrimonio llega a América junto al segundo de sus hijos (Rudolf Alfred) a finales de 1938, ya tenían otro hijo en el país.

Esta placa recuerda a los Tanchenn en Braunschweig

Evidentemente, llegaron con escasísimas pertenencias, nada de dinero y no conocían el idioma, así que al principio dependieron del apoyo de la comunidad judía en Argentina, aunque estamos seguros de que también contaron con la solidaridad de los nacionales, tal como ha ocurrido con otras migraciones, incluyendo la venezolana.

Las pertenencias que les quedaron en Braunschweig fueron vendidas a precios ridículos, a los cuales les descontaron infinidad de impuestos, sin contar el precio del pasaje. Al fin de la guerra, en 1946, Leo Tanchenn le escribió una carta de agradecimiento a su amigo y arrendador de la última residencia que ocuparon en la ciudad, en la que le contaba: “…lo bondadoso, humano y sensible que se comportó con nosotros (…) Un destino benigno nos permitió, junto con nuestros hijos, encontrar acogida aquí en

Argentina y así escapar del destino seguro de aniquilación que millones de nuestros correligionarios debieron sufrir de manera horrenda…”

Tras el fallecimiento de Leo, su esposa Gertrud inició un proceso de compensación económica al que el Estado alemán respondió mediante el pago de 39,000 marcos alemanes, y 5,000 más para cada uno de sus hijos.

La lápida de los Tanchenn

Por el obituario de Leo Tanchenn, publicado en un diario alemán, sabemos que falleció tras someterse a una cirugía delicada que no pudo superar y que en ese entonces residían en la calle Chile 1972, en la capital argentina.

Edificio en la calle Chile, 1972, en Buenos Aires. /StreetView-Google

Si vivían en la calle Chile, en el barrio Balvanera, ¿Como llegó una lápida conjunta a un contenedor de escombros en Villa Urquiza? Está claro que esta lápida fue creada con la intención de honrar y unir a la pareja en su descanso eterno, así que tendemos a creer que fue un encargo de sus hijos o de sus nietos en Argentina.

Dado que el volquete se encuentra muy lejos de los cementerios locales, se nos ocurre que la lápida contenía un error y fue descartada, o por alguna razón desconocida no llegó a su destino y quedó abandonada en algún lugar de la ciudad, esperando a que alguien la rescatase. Esperamos que en sus últimos años en Argentina, los Tanchenn hayan encontrado la paz que Europa no les supo dar.

Corolario y paradoja

¿Acaso no resulta increíble que el mismo pueblo que sufrió tanto a manos de la Alemania nazi esté dirigido ahora por un gobierno que reproduce con la misma siniestra eficacia un genocidio contra el pueblo palestino?

En este mismo momento, en algún lugar del Líbano, de Siria o de lo que queda de Palestina, miles de familias con apellidos de origen árabe, persa o incluso hebreo, muy distintos a los germánicos Tanchenn o Hinzelmann, están viviendo el mismo infierno, el mismo exterminio que vivió el pueblo judío hace 80 años, mientras los custodios de los Derechos Humanos y las potencias miran a otro lado.

¡Qué poco hemos aprendido después de tanta sangre, y qué vergüenza de humanidad!.


Nota importante: Parte del material acá compartido fue investigado orignalmente por alumnos del Integrierten Gesamtschule Querum (Escuela integral Querum) de Brauchsweig

Soy periodista y músico

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