Crónica,  Sociedad

Crónicas Argentinas: La emoción de la Fórmula 1

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La Fórmula 1 fue una constante en mi infancia porque mis tíos y un par de primos eran fanáticos de los motores, pero eso Natasha no lo sabía. Sin embargo, compró unas entradas para visitar una exhibición de este complejo deporte en el predio de La Rural, ubicado en Buenos Aires.


El domingo pasado, 30 de marzo, Natasha y yo nos acercamos a una exhibición de Fórmula 1 que se presentó en Buenos Aires y les puedo decir que ha sido una experiencia extraordinaria, realmente impresionante y no sólo por la tecnología exhibida, sino por el valor histórico de los testimonios y objetos que allí se podían apreciar. Se hizo en el mismo lugar que visitamos cuando aquella Feria del Libro, hace ya 8 años.

Tres maravillas históricas

Apenas al entrar nos encontramos con una primera maravilla: un Maserati del año 1957, que en Argentina tiene especial significado porque fue en uno de esos que Juan Manuel Fangio ganó su último campeonato, precisamente en 1957. El primer vehículo con el que nos encontramos no sólo es parte de la historia del deporte, sino también de la historia argentina.

Maserati 250F -1957

El siguiente vehículo, claramente distinto a los de la etapa anterior, ya es mucho más moderno y presenta los típicos alerones con los que se aprovecha el efecto piso, que es la capacidad de ganar velocidad al usar una aerodinámica que lleva al mínimo la distancia entre el chasis y el suelo.

Williams FW 07B – 1980

Se trata de un Williams FW 07B del año 80, y es con ese mismo ejemplar en exhibición con el que corrió el argentino Carlos Reutemann, quien por poco le quita el campeonato de 1981 al brasileño Nelson Piquet, quedando segundo por apenas un punto.

McLaren MP4/3B – 1987

El tercero es un McLaren MP4/3B de 1987, antecesor de los MP4/4 que usó el brasileño Ayrton Senna y con los que ganó tres campeonatos. Se trata a la fecha de uno de los modelos más dominantes y potentes que se haya fabricado en la historia de la Fórmula 1. Aquel modelo, el McLaren MP4/4, lo vi por primera vez en mi vida en 1992, cuando asistí a una exposición de carros en El Poliedro, en Caracas.

Estos vehículos que dominan en los años ’80 medían aproximadamente 4 metros y medio, pero con el paso del tiempo las normativas de la F1 han permitido chasis más largos y, por ejemplo, el Hass V-20 que debutó en 2020 medía 5,6 metros de largo. La diferencia era muy notable en la exhibición aunque tal vez en la foto no se note tanto, y aunque debería ser mucho más pesado que los anteriores, resulta que pesa más o menos lo mismo, unos 750 kilos.

Haas VF-20 – 2020

Una fiebre reciente

Yo tenía escasos 7 años cuando uno de mis tíos se levantaba un domingo ¡Un puto domingo!… desde las 8 o las 9 de la mañana y se quedaba frente a un televisor (a colores, por favor) de 19 pulgadas para ver a unos tipos girando en una pista y haciendo un ruido agudo y tremendo con sus motores. A mí me parecía una cosa muy boba y además me daba la impresión de que iban muy lento; eso no podía ser una carrera, o al menos yo no me la imaginaba así.

Pasa que al no tener puntos de referencia, no se nota la velocidad, pero estos tipos llegaban a 300 kph en las rectas, y al llegar a las curvas bajaban a 50 kph en cuestión de segundos.

En medio de la fiebre -que mi padre aborrecía, cabe aclarar-, dos de mis primos tenían sus propios karting, pequeños carros de carreras con los que íbamos cada cierto tiempo a las pistas y en los que alguna vez me atreví a andar. Una vez uno de mis primos que competía en serio, mayor que yo unos cuatro años, sufrió un accidente en una carrera y salimos todos detrás de la ambulancia. Fue la última vez que me asomé a un karting y no volví a conducir uno sino 15 años después o algo así.

96 cascos de pilotos de Fórmula 1

En la exposición del domingo me enteré de que antes del final de los años ‘70 la Fórmula 1 no se transmitía por televisión, y que fue debido al ojo comercial de un empresario llamado Bernie Ecclestone, que un campeonato fundado en 1950 por fin se conviertiera en un negocio realmente multimillonario.

Esa pieza de información era la que me faltaba para entender la manía de mi tío: es que antes de la era Ecclestone y la venta de derechos a las cadenas televisivas, nunca habían visto nada igual (se habían transmitido carreras de otros campeonatos, pero no de la F1), y por eso le apasionaba tanto. Mi tío ama los motores y tenía en aquellos años los carros más potentes que había en la familia.

La introducción de la televisión también determinó una avalancha de ingresos publicitarios, que pueden constatarse tanto en los vehículos como en las pistas, o en los uniformes; esto sin contar la publicidad de las transmisiones en cada país. Con el dinero, se hizo posible el acceso a nuevas tecnologías y el automovilismo va a crecer a una velocidad aún mayor que la que lograban en la pista.

La Fórmula 1: Tecnología y valor

El automovilismo nunca fue mi deporte favorito porque, como saben quienes me conocen, me atrajeron más las cosas orgánicas que las tecnológicas; me atraen más las destrezas de un buen bateador, de un goleador, de un gran encestador o de un arquero muy preciso que las capacidades de un piloto, que me parecían secundarias en comparación con las ventajas o desventajas que ofreciese el vehículo.

Todo esto fue puesto en juego cuando trabajé en el diario Líder (deportivo en Venezuela) y me enteré de que un corredor de Fórmula 1 puede perder 4 kilos en una sola carrera. ¡Cuatro kilos!… Y también me dijeron los colegas que saben de eso, que un piloto como Michael Shoumacher era capaz de ganar con un vehículo menos potente o aerodinámico que el suyo, gracias a su increíble precisión tomando las curvas.

Alerón delantero del Mercedes W09 – 2018

Así que la F1 es un deporte en el que para tener éxito la tecnología pesa mucho (por ejemplo, se usan materiales y diseños desarrollados inicialmente por la NASA para lograr que los carros sean más livianos y el habitáculo más seguro), pero también es clave que el equipo esté tan aceitado y sea tan veloz como el motor.

Un error del piloto puede costarle la vida, pero también puede tener gravísimas consecuencias un error de su equipo de mantenimiento, una tuerca floja, una gota de combustible en el lugar errado. En dos platos, hay que tener muchos cojones.

En el años 2005, también gracias a mi trabajo en Líder, tuve la oportunidad de participar en una carrera de Fórmula Corsa para periodistas porque, aparte del colega que escribía automovilismo, no hubo más voluntarios y a mí me gusta manejar (y también la velocidad), así que pensé que me iba a divertir bastante. Ni siquiera clasifiqué.

Cambios importantes

Antes de los años ‘80, y muy especialmente entre los años ‘50 y ‘70, la cantidad de accidentes mortales fue muy grande y el mismo Fangio decía: “veo morir cada año de formas horribles a mis colegas, mis amigos, haciendo exactamente lo mismo que yo hago cada semana”.

Copa de Juan Manuel Fangio – 1955

Accidentes como el de Nikki Lauda, quien se salvó de milagro pero con graves quemaduras y una oreja de menos, o el fatídico fin de semana de 1994 en que un accidente casi mata a Rubens Barrichello en Ímola, y durante el cual, en la misma pista, fallecieron Roland Ratzenberger y Ayrton Senna da Silva, cambiaron las normas de seguridad hasta hoy.

El último accidente fatal en la Fórmula 1 cobró la vida de Jules Bianchi, piloto francés, en 2015 y hasta ahora los avances en materia de seguridad han permitido que accidentes terribles como el de Romain Grosjean en 2020 hayan resultado en heridas muy leves.

Despojos del Hass VF-50 de Grosjean

Todas estas cosas uno las sabe por las noticias, pero estar frente a los despojos del carro en el que pudo haber muerto Grosjean, ver los cambios de la tecnología, escuchar los testimonios de constructores, ingenieros, coordinadores y pilotos, de su viva voz, es otra cosa.

Uno de los espacios que más me atrapó fue la exhibición de cascos de pilotos de todas las escuderías y de distintas etapas del campeonato. Es increíble ver cómo al principio ni siquiera se usaban y ahora son prodigiosamente resistentes para proteger la vida del piloto.

Corolario

Al final de la exhibición, Natasha me pregunta:
-¿Te gustó?
– Claro, estoy flipando en colores
– No sabía si te iba a gustar…

Entonces le conté acerca de las mañanas de los domingos en que mis tíos veían las carreras, y mi vínculo (lejano pero vínculo) con el automovilismo. Entornó los ojos, sonrió y dijo:

– 10 años juntos y uno se sigue enterando de cosas nuevas.

Soy periodista y músico

Un Comentario

  • Lil Rodríguez

    Yo padecí la Formula Uno. inclusive cuando transmitimos a Pastor Maldonado, venezolano, no me gustó aunque lo aupaba. mi hermano menor siempre fue un enloquecido por aquello. Y lloramos con él por Ayrton

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