Ruido
Desde cierto punto de vista el ruido es muy gracioso. Diría el mismo Sabina que es “de puta madre” la ocurrencia de que sus padres fuesen tan activos y molestasen a los tíos de la discoteca. Pero no es el caso: me voy a referir al ruido que nos persigue en el entorno urbano y que rara vez nos deja descansar.
Mis padres vivían encima de una discoteca; todas las noches iban a quejarse
-los de la discoteca- por que hacían mucho ruido…
Joaquín Sabina
Hilando fino, comentaré la anécdota de hoy. Me sentía mal en la oficina; buscaba la huida y la hora del almuerzo me dio la excusa necesaria para relajarme un poco. Hoy fue día de mudanza y había muchísima tensión entre los compañeros.
Lo cierto es que me fui a comer, y me busqué un local que me agrada frecuentar. La mesa en la que me senté parecía un lugar bueno para ver a la gente, disfrutar del almuerzo sin novedades y distraerme un poco de tanta presión.
La música suele ser buena compañera, pero no es secreto para quienes leen este blog y para quienes me conocen, que soy enemigo a morir de esa forma de ruido a la que han dado en grabar y llamar reggaetón. Ojo, cada quien tiene derecho a sus preferencias musicales, pero creo que hay espacios en los que debe haber un mínimo de respeto hacia los demás.
El segundo elemento son los /%(/&)(/& celulares que tienen opción para reproducir música. Tres comensales vecinos decidieron acompañar su almuerzo con una buena tanda de “canciones” repletas de palabras obscenas, insultos y las lindezas del estilo. ¿No podían escuchar eso sólo ellos? ¿Cómo es que nadie en el restaurante les llamó la atención? ¿Qué pasaría si me llevo un radio portátil y esparzo a los cuatro vientos una selección bien pachangosa del genial Héctor Lavoe?
La pregunta clave es: ¿cómo hemos llegado a ignorar tanto a los demás que ni siquiera respetamos un espacio privado en el que se va a comer? El ruido es normal en los restaurantes, la conversación de la gente, las risas; pero eso forma parte del paisaje normal en ese entorno; pero unos tipos escuchando bulla (la que sea) a todo trapo, me parece, cuando menos chocante.
Esto se enlaza, claro, con aquella vez en que me quejaba de la falta de educación de la gente en este mismo blog… yo creo que ya es suficiente con el ruido de los buhoneros, los vendedores de CD, los celulares propios y ajenos, la radio vallenatera del transporte público, corneteos, taladros y subsiguientes etcéteras. Creo que nos hace falta respetar el espacio de los demás, y eso se aprende en la casa.
Por cierto, llegué a casa… ¡qué paz!.
3 Comentarios
bandala
Hola! Acabo de dar con tu blog y me está agradando mucho. No sé si alguien ya exportó la ocurrencia, pero en estas tierras padecemos de una atroz plaga en el transporte público: los vendedores de CDs piratas que tienen a bien promocionar su mercancía con megáfonos a todo volumen que cargan en mochilas especiales, de tal forma que el estruendo continua estación a estación. (Me encanta tu insignia contra el reggeaton, me uno a la cruzada ¿podria usar uno así en mi blog?) Muchos saludos desde México!
Acerina
Y que la gente amplíe su concepto de espacio… Incluye espacio auditivo, olfativo… Más respeto para con el prójimo….
Me encantó este post!!!
Anónimo
Hola Eduardo, acabo de encontrarme con tu blog y me gusta mucho… estoy totalmente de acuerdo con tu comentario acerca del ruido y del respeto por los unicos iodos que tendre hasta el final de mis dias… un beso Guatireño…
Carolina Espinoza